Educación en la Edad Media
Educación en la Edad Media
Los principales lugares de estudios fueron las
escuelas monacales y las palatinas. Las primeras estaban situadas en los
monasterios y en ellas se preparaban a los alumnos para la vida religiosa.
Normalmente constaban de dos escuelas, la interior, que era únicamente para los
futuros monjes, y la exterior, que preparaba a los futuros sacerdotes. El
intercambio de ideas entre ambas ayudó a consolidar la enseñanza monacal como
un lugar de expansión científica. Por otro lado, las escuelas palatinas también
eran dirigidas por eclesiásticos, pero los estudiantes no tenían por qué ser
sacerdotes.
Los niños de la realeza eran educados por profesores
de la iglesia y la corte real, según el protocolo de la corte. Esto consistía
en aprender a leer, a escribir, a luchar y a montar a caballo. Pero su
educación empezaba por aprender a comportarse como miembros de la casa real.
Por otro lado, los nobles eran educados por nodrizas y sirvientas. Estas eran
supervisadas por una directora con buena educación. Su cometido era convertirse
en valiosos caballeros. Cuando los hijos de la aristocracia cumplían los 7
años, se contrataba a un tutor para seguir con la educación del niño en casa, o
bien se enviaba a éste a casa de otro noble superior para que el aprendizaje
del niño tuviera más nivel.
Los estudios eran prácticamente los mismos en las
distintas escuelas. Estos constaban de gramática, retórica y el cuadrivium. Más
tarde se unirán la dialéctica y la lógica. En las escuelas normalmente había
tres niveles: en el de la iniciación se aprendía a leer, escribir,
conocimientos básicos de latín y textos bíblicos; en el estudio de artes al
cuadrivium se añadía el trivium, gramática, retórica y dialéctica; y en el
nivel superior se aprendían las escrituras con comentarios de orden gramatical,
histórico y teológico.
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